La Niñez Temprana: Una Etapa Clave para su Futuro Académico y Social.
Este blog se enfoca en explicar una etapa más de la niñez, de los 5 a los 9 años, que proyectara las bases, para su futuro, al igual que lo mencionamos en nuestras anteriores publicaciones, cada etapa es importante para un mejor desarrollo de los infantes.
Pero en esta etapa se presenta un hito significativo, marcado por el inicio de la escolarización. Su realidad se transforma al enfrentarse, a la resolución de problemas, por primera vez sin la constante presencia de sus padres. Estas problemáticas incluyen la necesidad de establecer relaciones positivas con compañeros desconocidos, responder a las expectativas de adultos fuera de su círculo familiar, y adaptarse a horarios y rutinas novedosas.
Además de esta transición, entre los 5 y 9 años el niño ya ha consolidado gran parte de su estructura psíquica, experimentando una firme afirmación del yo y manifestando un creciente interés por la vida social.
Por consiguiente, la primera experiencia escolar puede influir profundamente en sus sentimientos hacia el colegio y, por consiguiente, en su trayectoria de aprendizaje futura. Si bien la escolarización comienza a una edad similar para todos, la preparación individual para esta etapa varía considerablemente. Pues, los niños poseen diferentes temperamentos que modulan su respuesta al entorno escolar. En este sentido, Kagan (1997-2003), en Santrock (2006), sostiene que los niños heredan una fisiología que predispone al desarrollo de un tipo de temperamento específico. No obstante, la experiencia puede moldear y modificar estas tendencias hasta cierto punto. Por tanto, es crucial reconocer que cada temperamento posee sus propias fortalezas. Algunas dimensiones relevantes del temperamento en esta etapa son:
Tomando en cuenta lo anterior, te invitamos a reflexionar, respondiendo el siguiente ejercicio:

Reconocer y respetar el temperamento individual de los hijos es esencial para los padres. Intentar cambiar su naturaleza (de activo a inactivo, o de poco persistente a muy persistente) es ineficaz. Lo valioso es identificar sus fortalezas y crear un entorno que impulse su crecimiento. Es importante recordar que el temperamento de los padres también influye en el comportamiento de los hijos, y la combinación de ambos temperamentos define la relación familiar. Pensemos en padres tranquilos, amantes del hogar y las actividades silenciosas. ¿Qué sucedería si su hijo tuviera un temperamento muy activo y se le obligara a permanecer quieto en casa?
Para concluir, es importante, tomar en cuenta que esta etapa es crucial en el desarrollo de tu hijo, porque es el puente entre la infancia y la adolescencia. Basándonos en el desarrollo alcanzado en los años previos, podemos preparar el escenario para que el adolescente adquiera la capacidad de tomar decisiones de manera independiente.
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¡¡Nos leemos en las publicaciones siguientes, no sin antes desearles a sus hijos un muy FELIZ DIA DEL NIÑO!!
Referencias:
-Larenas, D., Fuentes, L. y Selander, M. (Sin año). Manual sobre disciplina positiva. Asociación Chilena pro Naciones Unidas (ACHNU).
-Santrock,J. (2006). Psicología del desarrollo. El ciclo vital. (10ª ed.). McGraw-Hill.
Elaboración y redacción:
Psic. Frida Sánchez Robledo
Lic. Ángel Tapia Mosqueda
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